Jota Jota Conus
Categoría: Ensayo
Durante largo tiempo algunos estudiosos se han dedicado a transcribir y recopilar leyendas de nuestra Provincia Cordillera, entre ellos destacan las grandes labores desarrolladas por Johana Cavada, María Teresa Quezada y Julio Arancibia. Sin embargo, pienso que este trabajo está estancado y debe dar otro paso hacia adelante. Es por esto que me he visto en la grata obligación de crear el presente ensayo con el fin de dar una idea de lo que pretendo. La forma más fácil será planteando en forma inmediata la aseveración con la cual trabajaré, y que surge del ensamblaje de dos leyendas locales. Y esta es la siguiente: Cuando Ramón Subercaseaux Mercado iba al Cajón del Maipo, La Llorona huía espantada. Pero antes de concentrarme en ella, considero necesario diferenciar el mito y la leyenda debido a que es muy frecuente que estos términos se utilicen como sinónimos. De hecho, solo basta echar un somero vistazo en internet para encontrarnos con el mito de La Llorona y la leyenda de la Llorona para referirse a una misma versión de la historia cuando lo correcto es la última denominación y esto ocurre por las razones que verá a continuación:
En Los mitos. Consensos, aproximaciones y
distanciamientos teóricos, el
profesor Néstor Taipe señala que disciplinas como el folklore, la
epistemología, la etnolingüística, la filología, etc. se han dedicado a
estudiar los mitos, ofreciendo cada una de sus escuelas una definición propia,
la cual muchas veces se contrapone con la ofrecida por otra. Sin embargo, en
dicho trabajo, después de un riguroso estudio, define al mito
“en cuanto relato oral, como una práctica
discursiva social sobre los acontecimientos sagrados y primordiales ocurridos
en el principio de los tiempos, entre seres sobrenaturales, y que dan cuenta de
la cosmogonía, de la antropogonía y del origen de algo en el mundo como los
elementos naturales y los pertenecientes a los derivados de la naturaleza
humana.”[1]
Según lo anterior, y aplicando parte de la competencia que tengo
en relación al tema, el mito corresponde a una narración situada en un tiempo
primordial, anterior al tiempo histórico y como tal, a la presencia del ser humano. Es un relato colectivo- y por ende, anónimo debido a que
su creación no está asociada a un autor individual- en donde se
desarrollan acontecimientos que se articulan como un sistema de creencias
sagradas, de ahí su carácter religioso, los cuales explican, a través de la
intervención de personajes de carácter sobrehumano como dioses, semidioses, titanes, gigantes,
etc., algunos hechos importantes: el
origen del mundo, del hombre, del bien y el mal, entre muchos otros. De esto se
desprende que el mito tiene un carácter universal, ya que trata de dar
respuestas a trascendentales preguntas que se ha hecho el ser humano a lo largo
de toda su existencia, ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Por qué estoy aquí?,
¿Cómo se creó el mundo?, etc.
Un
claro ejemplo lo encontramos en el Génesis,
en donde un Dios todopoderoso crea el cielo, la tierra y todos los seres
que habitan en estos lugares. Al
respecto, siempre se debe tener presente
que el mito trata de los principios y/o causas de la creación, he aquí su
carácter cosmogónico, el cual se refiere a la
explicación del origen del mundo.
El Génesis, además, posee un carácter
antropogénico, o sea, narra la creación del ser humano a partir del polvo de la
tierra[2].
También es importante señalar que este mito tiene características
morales, pues se explica la existencia del bien y del mal.
Recordemos cuando la serpiente (para muchos el diablo) ofreció el fruto prohibido por Dios a Eva y
ésta a Adán.
Por su parte, las leyendas corresponden a
relatos, en un principio orales, de una
historia que trata el origen de un
personaje, una institución o cualquier elemento natural o cultural que forma
parte de una tradición. Según el Diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española corresponde a una “relación
de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o
verdaderos”[3].
Se presentan, al igual que los mitos,
como historias verídicas y con una función etiológica, es decir, explican la
causa o el principio de algo, por ejemplo el de un volcán, un lago, un río o
del poder político de determinado linaje
o raza. Sin embargo, a diferencia de los mitos, muchas poseen elementos históricos
y las acciones narradas son
desarrolladas por personajes en lugares que son claramente reconocibles por los
receptores, tal como lo afirma García de Diego “una narración tradicional
fantástica esencialmente admirativa, generalmente puntualizada en personas,
época y lugar determinados"[4]. Otra característica que también comparten con los mitos
es la presentación de hechos y personajes sobrenaturales, pero en este caso,
encontramos brujos, diablos, seres
alados, etc.
Un
claro ejemplo de lo que hemos expuesto
se encuentra en la leyenda El pacto del diablo con don Ramón Subercaseaux[5]
en donde se le atribuye al demonio el origen de la riqueza natural del valle de
Pirque. Los elementos históricos que
encontramos en ella son principalmente
el canal La Sirena o canal Pirque, cuya
construcción comenzó, según diversas fuentes consultadas en 1834[6],
y la presencia del personaje llamado Ramón Subercaseaux, quien nació el 10 enero del año 1790 en la aldea Nancoto y
falleció el 30 octubre de 1859 en la
ciudad de Santiago. Este importante señor, primero se destacó como comerciante
en La Serena, luego se estableció en Valparaíso, donde tuvo su casa de comercio,
después adquirió la hacienda Pirque
y posteriormente compró El Llano que
lleva su nombre y el Colmo.
También fue uno de los principales
accionistas del Ferrocarril de Valparaíso a Santiago. Senador entre los años
1840 y 1849, y desde el año 1852 hasta
el año 1861[7].Un personaje con gran poder económico, político y social como se infiere.
Como más arriba se indicó, a diferencia del mito, el cual responde a preguntas trascendentales
de la humanidad, la leyenda posee lugares que son perfectamente
identificables y esto se debe a su temática localista. En este caso, el espacio corresponde a
Pirque, una de las comunas de la Provincia Cordillera.
Si ahora nos concentramos en el
origen y el desarrollo del relato en cuestión, puedo afirmar que éstos ocurren
por razones que se interrelacionan entre sí.
La primera de ellas es mencionada en forma explícita en el texto y se
debe al “asombro de quienes aún no creen
que las aguas del canal La Sirena puedan
ascender por las laderas de los cerros para regar el valle de Pirque”.
Efectivamente, Ramón Subercaseaux “(…) no pudo sufrir por largo
tiempo esa burla continua que le hacía el Maipo con el ruido de esa turbia i
sonante corriente”[8]
y decidió conducir sus aguas hacia la hacienda pircana por medio de un
canal, cuyas obras de construcción se iniciaron bajo sus órdenes a partir del
año 1834[9]
. Esta tarea fue considerada una locura por la mayoría de la gente, pues se
debió cavar el resistente mármol y cortar profundamente las montañas. Además,
los obreros se mantuvieron en pie solamente amarrados para no caer
en los hondos abismos donde aún fluye el río, los cuales tenían 70 metros
de profundidad aproximadamente. Un trabajo sobrehumano fue el que se
llevó a cabo para desviar las aguas
maipinas hasta la hacienda pircana. Nunca resultó una tarea fácil, alguna
extraña presencia actuó en la construcción del cauce. Así fue, qué duda cabe,
si hasta la misma Asociación de Canalistas del Canal de Pirque habla sobre la
participación de fuerzas sobrenaturales:
“La leyenda cuenta que don Ramón
decidió construir un canal para regar la
Hacienda de Pirque (hasta el sector de Santa Rita). La labor era una empresa de
proporciones para la época, por lo que, se dice, don Ramón decidió hacer un pacto con el diablo, quien le ayudaría a terminar el canal, a cambio de su alma. Así, entre los obreros empezó a circular el rumor de que durante las noches el diablo trabajaba en la construcción y terminación del canal sin descanso.”[10]
Hacienda de Pirque (hasta el sector de Santa Rita). La labor era una empresa de
proporciones para la época, por lo que, se dice, don Ramón decidió hacer un pacto con el diablo, quien le ayudaría a terminar el canal, a cambio de su alma. Así, entre los obreros empezó a circular el rumor de que durante las noches el diablo trabajaba en la construcción y terminación del canal sin descanso.”[10]
La segunda razón, según mi parecer, se
encuentra gatillada por la impensada transformación que sufrió Pirque, cuyas tierras de secano se convirtieron en nutritivos campos gracias
al canal.
“(…) obra
osada i perfectamente conducida desde la
boca – toma hasta la Puntilla de San Juan que es donde comienza a regar los
terrenos de la hacienda. Gracias a él esta posesión se halla al presente
completamente transformada, en vez de desiertos e incultos montes i de áridas i
pedregosas llanuras se ven ahora vastas y estensas campiñas de verdes pastos o
amarillas mieses, orladas de grandes hileras de álamo que formando interminables i umbrosas
alamedas permiten al viajero contemplar libre del calor de un sol de verano,
los prodijiosos efectos producidos por las fecundas aguas del Maipo.”[11]
La
leyenda El pacto del diablo con Ramón
Subercaseaux señala que “El agua
transformó los campos de Pirque y permitió la riqueza de las viñas y el vino de
tanta importancia en nuestra historia local y nacional” a la que también
debemos sumar su carácter internacional, ya que el año 2012
la más importante de sus viñas, Concha y Toro, fue “reconocida como “La Marca
de Vinos Más Admirada del Mundo””[12]
y en la actualidad “es el principal
exportador de vinos de Latinoamérica y una de las marcas vitivinícolas más
importantes a nivel mundial. Desde el
año 2001, la compañía forma parte del Club
des Marques (Club de Marcas), transformándose en la única viña
latinoamericana que integra esta asociación, la cual reúne a las marcas más
destacadas de la industria vitivinícola mundial.”[13]
Motivos, entre otros varios, por los
cuales muchos consideran a Pirque “La Capital del vino”[14].
No está de más decir que muy ansiosos
esperamos el mes de abril para celebrar la Fiesta del Vino de esta comuna.
¡Salud! Lo siento, no lo pude evitar.
La pregunta inevitable que surge en estos
momentos es, ¿Por qué, entonces, no se
le atribuyó la obra a Dios, quien por medio de Jesucristo ayudó al señor
Subercaseaux Mercado? Creo que por la sencilla razón de que, tal cual lo señala
La Sagrada Biblia, no se puede amar a Dios y al dinero:
“Porque los que
quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y
dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; / porque raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores. / Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas
cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre.”[15]
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.
No podéis servir a Dios y a las riquezas.”[16].
No tengo la menor duda de que dichos pasajes
se les enseñaban a los innumerables peones en las capillas a través de las periódicas
misas costeadas por quien se convirtió en un hombre poderosamente rico, el que incluso en un
determinado momento se adueñó de todas estas tierras y de sus aguas “Hubo una
época en que Pirque pertenecía hasta tal
punto a los Subercaseaux, que Don Ramón hizo poner una puerta, candado y cadena
en el puente que lleva su nombre”[17]
con el fin de evitar robos y saqueos. Seguramente, alguna vez algún parroquiano
le preguntó por la situación y conducta de su patrón a quien oficiaba la ceremonia, o por temor a perder su empleo,
lo hizo mientras se confesaba, ante lo cual el presbítero respondía que contra
los propósitos de la Divina Providencia estaba prohibido atentar, pues ella sabía por qué hacía las
cosas y todos debían aceptarlas, sin excepción alguna. Insistía en que los
campesinos debían preocuparse solamente de trabajar la tierra para el dueño, que
contribuía con la producción del país, y cuyo aporte iba para el Estado, quien entregaba puntualmente el diezmo a la Santa Iglesia Católica. El labrador,
inquieto y disconforme con la respuesta obtenida, le recordaba lo aprendido en
las misas, pero el cura, por su parte, le decía, con el fin de tranquilizarlo,
que no se preocupara, ya que Dios se encargaría del Juicio Final e incorporaba
a su discurso religioso otros pasajes bíblicos, como los que cito a
continuación:
“No juzguéis, para que no seáis
juzgados. / 2 Porque con el juicio con
que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.
/ ¿Y por qué miras la paja que está en
el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
/ ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame
sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? / ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio
ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”[18]
Finalmente, le recordaba que gracias a la labor de Ramón
Subercaseaux Mercado, iluminado por Dios, ellos tenían trabajo. Sin embargo, el
campesino, que solo pedía lo justo, no quedaba satisfecho con la plática y salía
de la capilla a reafirmar el rumor de la estrecha relación entre el diablo y el
magnate de Pirque. Rumor que con el paso del tiempo se convirtió en leyenda y
cuyos efectos llegaron hasta el día de hoy, y de los cuales, obviamente,
también se hicieron parte sus familiares, como su nieto Julio Subercaseaux,
quien de esta manera lo recuerda:“(…) una vez un
capataz nos mostró un banco de piedra partido por un rayo y nos dijo que ahí el
diablo se había sentado con el patrón don Ramón, mi abuelo”[19]
Volvamos al texto en donde aparece la leyenda que nos interesa para hablar de su desenlace. Ya se dijo que este
tipo de relato surge de la oralidad, y como bien sabemos al ir compartiéndose
por este medio, de interlocutor en interlocutor a través del tiempo, algunos
van “poniéndole de su propia cosecha”. De esta manera, encontramos distintas
variantes, o diferentes versiones y El pacto del diablo con Ramón Subercaseaux,
obviamente, no escapa a esta situación. En él aparece que después de
salir de su casona[20],
y mientras atravesaba el puente,
actualmente conocido como San Ramón, el
carruaje se detuvo, y el demonio,
quien es descrito como “un personaje alto, de bigotes en punta, totalmente
vestido de negro”[21] salió del vehículo para cobrar la palabra
y llevarse su alma. Pero también existe otro final, en donde
aparece que un carruaje negro, guiado por jamelgos con alas, desciende al mismo
puente para buscar al Sr. Subercaseaux. Patricia O’ Shea Lecaros afirma que a este personaje tan importante para la
historia pircana se le atribuye un pacto con el diablo, “Aunque las razones que
tuviera […] varían según a quienes le pregunte (en general, se dice
que fue para que Pirque prosperara), lo que sí se cuenta es que mientras éste
cruzaba el río Maipo, un carruaje negro con caballos alados descendió a buscar
a don Ramón”[22].
Esta misma situación se reitera en la novela El Chupacabras de Pirque, en donde
la bruja Melisa le dice a Ricki y a su primo Dante lo siguiente:
“- Pues les
contaré que hace mucho más de cien años, el Marqués de Concha y Toro le vendió
su alma al Diablo por preservar una bodega de vinos. No querrán saber ustedes
lo que sucedió allí. Pero eso no es todo. Años después, el señor Ramón
Subercaseaux también hizo un pacto con Lucifer y dicen que cierto día al cruzar
el río Maipo, un carruaje negro con caballos alados descendió a buscar a don Ramón”[23].
Permítaseme
la libertad de aplicar el concepto de veracidad al
fragmento que acabo de citar para
indicar que el ente ficticio y creo que con él, su autores cubanos, Pepe Pelayo
y Batán, incurren en un desacierto, ya
que afirma que el señor Ramón Subercaseaux estableció un trato con Lucifer
después que lo hiciera con Melchor Concha y Toro, ¡Craso error histórico!,
pues, si mal no recuerda, los inicios de la construcción del canal La Sirena
datan del año 1834, mientras que la leyenda del Casillero del Diablo, introduce como fecha el año 1883[24].
Comprendo que la bruja no quiera asustar a Ricki y a Dante, por eso decide no
contar la historia de lo que sucedía en la
bodega de vinos. Pero a todos nosotros sí nos interesa saber qué ocurrió en dicho lugar. Sin embargo, esto
quedará reservado para otro estudio, en donde se analizará el Casillero del Diablo: La leyenda del vino, ya que por ahora mi interés se concentra en la presencia del
diablo en el canal Pirque y su relación con Ramón Subercaseaux Mercado con el
fin de profundizar el párrafo de Oresthe
Plath que habla sobre las “Leyendas del diablo”:
“El pueblo, a la
vez, recuerda en Chile a numerosas personas que han vendido su alma al Diablo y
que se han salvado de los pactos valiéndose de sus respectivas contras.
De aquí, según el pueblo, los terrenos de rulo que de la noche a la
mañana se convierten en fértiles campos
de plantío y la prosperidad de la hacienda
o el éxito de los negocios de muchas personas de las cuales se da el nombre”[25]
Como
se puede comprobar, resulta
imprescindible hablar del Diablo y esto porque a partir de las relaciones que
establecen con él, tanto Ramón
Subercaseaux Mercado como La Llorona, podré respaldar la afirmación con la cual
se inicia este ensayo. Sobre la leyenda
de este último personaje, Stella
Rodríguez y Gabriel Verduzco,
señalan lo siguiente:
“La leyenda de
«La Llorona», en su forma más simple, es la siguiente: «La Llorona» es la
historia de una mujer de tiempos de la Nueva España que, al saberse engañada
por el hombre al que ama, se venga de él matando a sus hijos. Cuando repara en
lo que ha hecho pierde la razón y muere para después aparecer por las noches
penando, dando alaridos por las calles de la ciudad lamentándose por sus hijos
muertos. El clásico grito lastimero de la Llorona es: «¡ay, mis hijos!».”[26]
Tal
como se indicó más arriba, cuando analizábamos la leyenda El pacto del diablo con Ramón Subercaseaux, este tipo de relatos sufre
alteraciones a través del tiempo y el espacio, conformando distintas
versiones. De esta manera, nos encontramos con que la leyenda de La Llorona[27] del
Cajón del Maipo corresponde a un relato único, del cual no tengo registros de
su existencia en otro lugar hasta el momento. En La
Llorona: análisis simbólico- literario se da cuenta de las distintas
variantes de esta leyenda, según cada narrador:
“En primer lugar
la mujer a veces es criolla, mestiza o indígena; en segundo lugar, la forma de
cómo la Llorona mata a sus hijos: en algunas es ahogándoles en la laguna y en
otras les mata con un cuchillo; en tercer lugar está el efecto de «La Llorona»
como alma en pena: para unos ella viene a llevarse a los niños —a cualquier
niño— ya que la Llorona tiene nostalgia por sus hijos; en otra variante las
personas que llegan a ver a la Llorona pierden la razón. La última variante
dice que la Llorona se deja ver en las noches de luna por aquellas personas,
varones principalmente, que andan en malos pasos, pretendiendo engañar a su [sic.]
esposas o prometidas, ya que aparentemente es una mujer muy atractiva pero
cuando es abordada por el galán, ella tiene rostro de calavera o de caballo.”[28]
Apliquemos cada una de ellas en el
relato que nos interesa:
En
primer lugar, al no señalarse si la protagonista es criolla, mestiza o indígena,
claramente no podemos precisar qué
origen posee. Pero de lo que sí podemos
estar seguros es que el personaje no asesina
a sus hijos, por lo tanto se descarta la segunda variante. Con respecto a la
tercera, muchos afirmarán que no se trata de un alma en pena, ya que en ningún
momento se habla del fallecimiento de Norma. Se sabe que este tipo de alma corresponde a aquella que no logra el descanso
después la muerte, ya que está condenada
a vagar por la tierra sin descanso alguno durante largo tiempo o por toda la
eternidad sin tener consciencia de su estado. Las causas son innumerables,
puede ser una defunción inesperada, por ejemplo una muerte súbita, puede ser que esta alma pena debido a que
dejó asuntos irresueltos que tratará de solucionar, o debido al vehemente deseo de proteger un
objeto material o a un sujeto muy querido, como puede ser un automóvil o
un hijo, respectivamente. También puede tratarse de una persona que fue asesinada y su alma
está buscando justicia, etc. En
muchas versiones que he oído se habla del suicidio del personaje, luego de
matar a sus hijos, pero en La Llorona del Cajón del Maipo no se
hace una mención explícita de la muerte del personaje. Eso sí, se puede inferir,
basándonos en las descripciones físicas
y en la conducta adquirida por Norma, que luego de perder la razón y producto de la pena, la rabia y el dolor,
sufre la muerte corporal para que después su atormentada alma se dedique a vagar
por la zona “enloqueció de pena, gritando de rabia y dolor […] Y sucedió que
después de los lamentos, la piel de Norma se secó y su cuerpo se marchitó, y
comenzó a llorar de una forma horrenda y escalofriante por siempre jamás.”, y
algunos “habían visto un cadáver caminar flotando por el aire”.
Siguiendo con esta misma variante, de lo que sí no cabe duda alguna, es que
nuestro personaje se lleva a los niños “También se dice que la Llorona busca raptar niños para absorberles el alma y dejar sus cuerpos
tirados cerca del río o en los cerros”, por nostalgia señalan Rodríguez y
Verduzco. Pero también, ¿Por qué no? Puede ser movida por la venganza. La siguiente variante también está presente,
pues existe la pérdida de la razón en las personas que llegan a verla “Unas
pocas personas que en aquellos tiempos la pudieron ver,
luego enloquecieron”. El hecho de que se deja ver por varones que quieren
serles infieles a sus esposas no aparece porque recordemos que la protagonista,
a diferencia de otras versiones más
difundidas, no es engañada por el marido, por lo tanto, en este sentido, no
tiene por qué castigar a otros hombres para vengarse, y en cuanto a su apariencia
física, en La Llorona del Cajón del
Maipo no se nos dice que sea atractiva ni que cuando se le acerca un galán
tiene el rostro de un caballo, pero sí podemos estar de acuerdo en que tiene
rostro de calavera, pues, como recordará, quienes la han visto hablan de un
cadáver. Lo cual, según mi modo de ver, refuerza la idea de que se trata de un alma en
pena.
Ahora
conviene hablar de la presencia del
Diablo en la leyenda que nos interesa debido a que Norma se relaciona
directamente con él para ofrecerle sacrificios. El Diablo está presente en la
mayoría de las leyendas que se difunden en todo Chile y especialmente en el Cajón del Maipo. En este
territorio tenemos los relatos de La Pata
del Diablo, La Carreta del Diablo, La Muchacha de La Primavera, El
Puente del Diablo, entre muchos otros. En el presente ensayo, el sentido que
se le dará al personaje está directamente relacionado con el que aparece en una
de las versiones de La Pata del Diablo:
“[…] dicen que
el Maligno siempre reaparece. Aquel ángel caído nos atrae de alguna u otra
forma, con su aire perverso, quizás como reflejo inconsciente de nuestros
retenidos e inconfesables deseos. Por eso aparece y vuelve a aparecer, porque
está oculto, soterrado en lo más profundo de la psique humana.”[29]
En Religiosidad
y demonios en la cordillera[30], Nicolás
Junqueras, luego de realizar un breve resumen de la leyenda de La Pata del Diablo, señala que el relato
relaciona la figura del apuesto personaje con el pecado, debido a que su
incontrolable deseo lo lleva a perseguir a la hija del alcalde a cualquier
lugar[31]. Después de esto, menciona la leyenda de El Puente
Colgante, la cual corresponde a otra versión de La pata del Diablo, aquí, también
después de hacer un breve resumen del relato, señala que “La creación de la
figura maligna del Diablo es
construida por los propios hombres para justificar sus deseos pulsionales”[32]
cuando, tal como lo afirma el maligno personaje “ustedes mismos son responsables de todo el infierno
que llevan.” O sea, la imagen del Diablo es creada por los propios seres
humanos, quienes la relacionan con las pulsiones, es decir con aquellos
impulsos psíquicos que buscan ser suprimidos y que en el caso de la protagonista
de la leyenda La Llorona son de
carácter sexual. Basta recordar que Norma, al no soportar la soledad, decide
dar rienda suelta a sus pulsiones. “Se
sabe, sin embargo, que la soledad, la paz, suele hacer surgir desde lo más
hondo de la psique humana aspectos desconocidos y a veces siniestros de la
personalidad. Eso fue lo que aconteció con Norma.”. Su deseo carnal desenfrenado debido
a la prolongada ausencia del marido, quien trabajaba en la mina de plata San
Pedro Nolasco, trataba de ser
apaciguado con Satanás, y es así como “se entregaba a juegos prohibidos con un
macho cabrío negro de ojos rojos mientras invocaba al Señor de la Oscuridad.”
porque “ella lo prefirió ante la
ausencia del esposo”.
Aquí debemos detenernos un momento para dedicar
algunas palabras al macho cabrío. Esta figura, de tronco humano con patas, cola
y cuernos de carnero, proviene de la
mitología griega. Dicha imagen zoomorfa, tradicionalmente, se asocia a Pan,
dios violento y lujurioso, quien a raíz de un proceso histórico que no explicaremos
acá debido a la digresión que generaría, se relaciona con el apetito sexual, al
igual que los sátiros “Todos ellos son esclavos de sus instintos y todos ellos
comparten el gusto por la música, el vino, el sexo y los animales que formaban
parte del cortejo dionisíaco, seres que también se relacionan con las conductas
sexuales.”[33]
Tengo entendido que fue en la Edad Media, cuando la Iglesia Católica debido a los cultos
paganos que se rendían en honor a esta deidad le otorgó dichas características
al diablo. Como puede apreciar no es producto del azar ni de capricho alguno que
aparezca Norma teniendo sexo con un macho cabrío, pues él simboliza la lujuria.
Este aberrante acto es observado por su marido, quien la siguió, impulsado por
los comentarios que había escuchado sobre su esposa. El minero, presa del
terror y el pánico decidió escapar con sus hijos para nunca más volver. Cuando
Norma se percató de este hecho se originó su eterna congoja, la que está directamente
relacionada con el Diablo, pues con él se iniciaron todos sus males. Por eso, es que escapa de todos aquellos quienes tienen un trato con el
maligno “se dice que si alguien tiene pacto con el diablo no
puede sufrir daño por ella, porque huye, sin querer mezclarse con Satanás, ya
que de él vendría toda su desgracia, que se inició el día en que ella lo
prefirió ante la ausencia de su esposo.” Es por esto y por todo lo anterior que
afirmo categóricamente que cuando Ramón Subercaseaux Mercado se dirigía al
Cajón del Maipo, imposible resistirse a los encantos de esta zona, La Llorona
huía espantada.
Como puede percatarse, queridísmo lector, este
trabajo se concentra en dos relatos de nuestra Provincia Cordillera, las
leyendas El pacto del diablo con Ramón
Subercaseaux y La Llorona, e
incorpora para sus análisis, estudios referentes a las leyendas de La Pata del Diablo y de El Puente
Colgante. Por lo tanto, considero que con este trabajo se ha dado un paso
adelante, en donde los primeros fueron la transcripción y la recopilación.
Ahora bien, si
no nos basta con relacionar a estos personajes y cuatro leyendas de nuestra
zona, podemos afirmar que la Llorona también escapa del protagonista de otra de
las cuatro versiones que conozco de La
Pata del Diablo[34],
en donde aparece como
protagonista un personaje que ha hecho
un pacto con el Diablo. Una mina de oro y una vasija con un vino interminable
son las dos primeras peticiones. La última, antes de entregar su alma al diablo
en forma definitiva es la construcción
de un puente en la Noche de San Juan que le sirva como vía para dejar todas las pertenencias correspondientes a la época de su pobreza en el otro lado del
río. El Diablo accede al último de sus deseos, pero le resulta difícil cumplir
el objetivo porque al comenzar a
trabajar se va encontrando con cruces de madera enterradas en cada lugar que va siendo
escavado, las cuales no cumplen otra función que retrasar la demoniaca tarea para que el
maléfico ser sea sorprendido por la madrugada y no le quede otra opción que
salir arrancando con un impulso que deja
la marca de un pie, una huella.
Y si queremos seguir relacionando más leyendas,
tenemos La Carreta del Diablo[35],
en donde Pedro, quien era dueño de una parcelita en El Melocotón se convirtió
en Don Pedro al hacer un pacto con el
diablo. Aquel pidió ser multimillonario y buena salud, así que una oscura noche
esperó a que el maligno personaje pasara con su carreta por la vía que actualmente se conoce con el
nombre de Camino al Volcán para
hacerle tales peticiones a cambio del
sometimiento de su alma. Don Pedro nunca contó el origen de su repentina
fortuna y de tanto callar, olvidó el
trato, pero treinta años después la
frialdad, la calma y la oscuridad
de la noche atrajeron a Don Pedro para que saliera a dar un paseo en su ostentoso carruaje
arrastrado por caballos de fina sangre. Nunca más regresó y desde aquella vez
no se supo más de él. Solo apareció su chupalla en el carruaje mucho tiempo
después en el sector de El Toyo. (Aprovecho para contar que de este último relato
llama mucho la atención la variedad de
nombres que aparecen para referirse al Diablo: “Príncipe de las Tinieblas”,
“Luzbel”, “Maligno”, “Señor Oscuro”, “Satanás”, “Satán” y “Espíritu del Mal”. De las cuales, cuatro
denominaciones se suman a la larga
enumeración que ofrece Oreste Plath[36]).
Paciente lector, se nos acaba el espacio. Por lo
tanto, me veo en la necesidad de manifestar a usted el objetivo de este
trabajo, el cual no es otro que transformarse en un aporte para la enseñanza
escolar de la Provincia Cordillera, pues entrega análisis e interpretaciones de
leyendas locales que sin el menor inconveniente pueden ser utilizadas en los
colegios de nuestra zona, tanto por docentes como por estudiantes, debido al
lenguaje sencillo que se emplea. De esta manera, no quepa la menor duda, nos acercaremos a nuestros innumerables personajes y lugares
con la penetración adecuada para conocerlos y reconocernos en ellos, ¿Se imaginan cómo se complementaría esta información con
una salida pedagógica?
Estoy consciente de que un ensayo no necesariamente
exige un aparato erudito con citas y notas a pie de página como el que he
expuesto. Pero esto obedece al hecho de
querer entregar las herramientas necesarias para facilitar la difícil labor del
docente. Para finalizar, solo me queda
recordar que el título de este ensayo contiene un gerundio. Esta forma invariable
no personal del verbo sirve para
nombrar lo que se mantiene en el tiempo, y esto se debe a que este trabajo está
muy lejos de finalizar. Todo lo contrario. Esto recién comienza. Por tal
motivo, no me queda más que invitarlo a que continúe ensamblando las innumerables
leyendas de nuestra querida Provincia Cordillera y a que visite www.identidadesdelmaipo.cl, página que con
mucho cariño estamos construyendo para usted.
[1] www.ugr.es/~pwlac/G20_16NestorGodofredo_Taipe_Campos.html
[2] Génesis 2: 7-8 En www.bibliaonline.net/biblia/?livro=1&versao=54&capitulo=&leituraBiblica=&tipo=&ultimaLeitura=&lang=es-AR&pag_ini=30&cab
=
[3] lema.rae.es/drae/?val=leyenda
[4] García de Diego, Vicente. Antología de leyendas.
Barcelona, Labor, 1953.
[5] www.identidadesdelmaipo.cl/njunqueras/literatura
[6] www.pirque.com/historia_de_pirque.php
es.wikipedia.org/wiki/Pirque
www.tesorosdechile.cl/casona-y-pirque
www.pirque.cl/turismo/contenido.php?id=4&idioma=0
www.biblioredes.cl/bibliotecas/4150/noticias/7122
[7] www.genealog.cl/Chile/S/Subercaseaux/ Sabemos que Ramón
Subercaseaux Mercado falleció en 1859, por lo tanto, se deduce que fue senador
hasta su muerte.
[8] Miquel, Manuel [8]. “El
Canal de Pirque”. En Antología de Pirque.
Ilustre Municipalidad de Pirque. Santiago – Chile. 1982. p. 57- 58.
[9] Véase www.tesorosdechile.cl/casona-y-pirque
[10] http://www.canaldepirque.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=12&Itemid=27
[11] Miquel, Manuel. Op. Cit. p. 57.
[12] www.conchaytoro.com/web/la-compania/historia/?lang=es
[13] Cita extraída de los folletos que entrega la viña.
[14] www.pirque.com/fiesta_del_vino.php
[15] 1ª Timoteo 6: 9 -11 en www.bibliaonline.net/biblia/?livro=54&versao=54&capitulo=&leituraBiblica=&tipo=&ultimaLeitura=&lang=es-AR&pag_ini=90&cab=
[16] Op. Cit. Mateo 6:24
[17] Ruiz – Tagle, Carlos. “Prólogo de Antología de Pirque”. En Antología
de Pirque. p. 10.
[18]Op. Cit. Mt 7, 1-5
[19] Subercaseaux, Julio Reminiscencias. Antología de Pirque. p. 73.
[20] www.tesorosdechile.cl/nosotros En la casona que Ramón Subercaseaux mandó a
construir en 1830, hoy se encuentra el restaurant Tesoros de Chile.
[21] Características que se repiten en otras leyendas sobre el Diablo.
[22] O’ Shea Lecaros, Patricia. “Aspectos de Pirque”. En Antología de Pirque. p. 171.
[23] Pelayo, Pepe y Betán. El
Chupacabras de Pirque. Alfaguara. Cuarta edición. 2005. p. 46.
[24] Existe un blog en Internet, blog.uvinum.es/leyenda-casillero-diablo-852566, el cual sorprendentemente, después de ofrecer el
comercial afirma en forma errónea que “La leyenda empieza a mediados del siglo XIX
(1871), cuando Don Melchor de
Concha y Toro, dueño
y fundador de la Viña Concha y Toro
(Chile), reservaba sus mejores
botellas de vino para él y sus allegados, pero estas joyas embotelladas
desaparecían extrañamente, a pesar que eran guardadas bajo llave.”
[25] Plath, Oreste. Geografía del
mito y las leyenda chilenos. Santiago de Chile. Grijalbo, 2000. p.79.
[26] e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/8675/llorona_LITERATURA_2008.pdf?sequence=1
p. 311.
[27] www.identidadesdelmaipo.cl/literatura
[29] www.identidadesdelmaipo.cl/njunqueras/literatura. Texto recopilado
por Julio Arancibia O.
[30] www.identidadesdelmaipo.cl/njunqueras/ensayos
[31] Considero que en esta interpretación
no solo se debe mencionar a la hija, sino a la mujer cajonina en general
“cualquiera hubiera dicho que vino a esta región solo atraído por la belleza
femenina”
[32] Junqueras, Nicolás. Op. Cit.
[33] www.scielo.org.ar/pdf/synth/v19/v19a05.pdf p. 68.
[34] www.identidadesdelmaipo.c/njunqueras/literatura. Texto recopilado
por Ernesto Mosqueira
[35] www.identidadesdelmaipo.cl/literatura Texto recopilado por Julio Arancibia O.
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